miércoles, 27 de junio de 2012

El atletismo le ayudo a desenvolverse en la vida


          Chicos "Especiales" en el entrenamiento de Atletismo en el parque La Carolina
Juan Jaramillo, deportista especial, entrena todos los sábados  cómo si fuera el primer día. Cuando tenía 12 años, ingresó al club de las Olimpiadas Especiales porque desde pequeño le gustaba el atletismo para que ser un gran atleta, sin importar su discapacidad  intelectual le cual nació   


Juan Jaramillo nació el 22 de noviembre de 1963, tiene 48 años y es un hombre delgado, con piel morena y un corto bigote.  Su expresión es cómo un niño, pero se comporta como un hombre mayor que trabaja y practica el atletismo.  Su madre, la señora Carmen Moya, en ocasiones lo acompaña a los entrenamientos.  


“Mi hijo es independiente, desde hace muchos años él va solo a entrenar, el deporte le ayudado bastante”.
Olimpiadas Especiales es un club deportivo de autogestión e independiente que ayuda a los niños, niñas, jóvenes y adultos con alguna discapacidad intelectual, física o algún problema congénito que tuvieron al nacer.  Dentro de las disciplinas deportivas que ofrece el club a los 150 deportistas especiales, están el fútbol, el básquet femenino, el tenis, atletismo, natación, ciclismo y gimnasia.

“Nosotros como club ponemos a disposición para los estudiantes las disciplinas que tenemos y nos hacemos cargo durante esas horas de los chicos”, explica el profesor José Prado, director de Deportes de Olimpiadas Especiales.

Los chicos y chicas esperan ansiosos el sábado para verles y reunirse con sus amigos, mientras los profesores les dan la bienvenida y les motivan para empezar una nueva jornada de entrenamientos.   
Juan Jaramillo se pone su gorro blanco con el logo de las Olimpiadas Especiales, coge su mochila y camina junto a un centenar de niños y jóvenes rumbo a los sitios donde practican durante dos horas.  Al llegar a la improvisa pista atlética del parque, Jaramillo y los otros 20 atletas se colocan en una fila horizontal y escuchan las indicaciones del profesor.  “Los chicos especiales, se diferencian con los regulares por que son obedientes, acatan mejor las ordenes”, asegura el instructor.


El atletismo “especial” consiste en realizar ejercicios de estiramiento en las piernas y brazos con el fin de evitar lesiones o molestias posteriores. Los chicos de mayor edad ayudan a los más pequeños a realizar los ejercicios.  Juan es uno de ellos que siempre se preocupa por sus compañeros.  “Me gusta ayudar a todos mis amigos para que sigan adelante en ese deporte”, dijo con un tono suave, mientras se refresca con un sorbo de agua de su termo.


La solidaridad entre compañeros, profesores y padres y  el esfuerzo de cada uno de ellos es lo  que prima  en el club. “El esfuerzo y la manera de ser de estos chicos te motivan para seguir adelante”, dice Prado que lleva trabajando 18 años en el club y afirma que  no cambiaría por nada su trabajo.  
La mamá de Juan Jaramillo está contenta con el trabajo que hace su hijo desde pequeño en el club.  “A mi hijo le ha ayudado bastante en su formación personal y profesional. Él ahora es fundador de este club y entre todos sus compañeros se ayudan mucho para que salgan adelante”.
Juan Jaramillo  es un reconocido dentro de las Olimpiadas Especiales y un ejemplo de superación para sus compañeros.  Él ha tenido la oportunidad de participar en varios torneos provinciales y nacionales.  “Yo viaje a Cuenca  y  a Guayaquil a competir en los juegos nacionales y me fue bien y me gustó”, dijo el atleta al culminar su práctica. “Mi hijo siempre ha sido mi orgullo por todo lo que hace”, indica la madre de Juan con toda la satisfacción.

Miguel Bonette,  atleta “especial” de 34 años es el compañero de Juan por varios años en el club y él considera  que “todos mis compañeros de atletismo y de otros deportes  son buenos y  siempre nos esforzamos para ganar”, indica Bonette quien trabaja también cómo mensajero en una empresa.


Jaramillo también  comparte el atletismo con su trabajo diario cómo grupo de mantenimiento en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE). En ese lugar  labora por varios años y ha podido mantenerse en el trabajo  gracias al deporte que le permite desenvolverse cómo profesional.
La ley del trabajador, en uno de sus incisos indica que  toda empresa  ya sea  pública o privada, que tenga  25 empleados o más debe tener dentro de su nomina  el 4% con personas con alguna discapacidad intelectual o física.  


Y precisamente el club de las Olimpiadas Especiales, aparte de formar deportistas, también contribuye a que los chicos tengan un trabajo durante la semana. “La mayoría de los muchachos están involucrados en la inserción laboral, gracias a los programas  del Gobierno y a sus capacidades”, dice el profesor José Prado.  
Luego de los entrenamientos Juan Jaramillo, como sus otros compañeros, terminan  exhaustos por todas las corridas y ejercicios  que hacen durante este tiempo, pero las palabras de aliento del profesor y de sus padres, son un motivo para que se ilusionen pensando en la siguiente jornada y seguir dando lo  mejor de cada uno y superar las barreras que se presentan, porque con alegría, esfuerzo y ganas se puede lograr ser campeones de vida, tal como son los chicos de Olimpiadas Especiales. 

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